Nuevo Laredo, Tamaulipas.- A menos de 15 días de una ola de migrantes de Chiapas hacia Estados Unidos, ayer más de 300 venezolanos varados en Nuevo Laredo se lanzaron al Puente Internacional número 1 con el fin de cruzar a la fuerza, lo que encendió la máxima alerta de las autoridades del país vecino, que usaron granadas aturdidoras y humo para disuadirlos.
En el lado mexicano del puente arribaron elementos de la Guardia Estatal y Nacional, así como efectivos del Ejército, tras verse superados por el contingente de venezolanos que provocó una fuerte movilización y tensión en la guardarraya de ambos países.
Por más de hora y media permaneció cerrado el llamado carril Centry y el paso peatonal del citado cruce, mientras que agentes de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés), así como de la Patrulla Fronteriza, reforzaron la seguridad.
Incluso, a mitad del puente del lado de Laredo, Texas, los oficiales reactivaron el cerco de vallas de alambre de púas de doble navaja, que usaron alrededor de dos años para contener a los migrantes africanos y haitianos.
Al filo de las 11:30 horas la CBP emitió la alerta de máximo riesgo ante la presencia de los venezolanos, que invadieron el puente y buscaban cruzar a Estados Unidos.
Cerca de las 13:00 horas reabrieron el puente, pero con flujo lento, pues los extranjeros permanecieron en el sitio.
A finales de julio, más de mil 500 migrantes procedentes de Matamoros y Reynosa, en su mayoría oriundos de Venezuela, llegaron a Nuevo Laredo y se instalaron en la Plaza Morelos, bajo temperaturas extremas de más de 40 grados y poca ayuda.
En la desesperación por cruzar, ayer se movilizaron hasta el Puente Internacional, y a punto de ingresar al país vecino fueron reconvenidos por una funcionaria de la CBP, quien les advertió que el hecho de pasar por la fuerza repercutiría en el proceso de solicitud de su visa de asilo humanitario.
«De no mantener el orden se va a volver a cerrar la frontera», advirtió.
En medio del disturbio, una agente del Instituto Nacional de Migración (INM) les dijo que era un asunto que compete a Estados Unidos y que mejor regresaran al campamento a esperar la cita por medio de la aplicación de CBP.
Agentes de la Patrulla Fronteriza llevaron a cabo sobrevuelos en la zona, mientras se escuchaban las detonaciones de las granadas aturdidoras y de humo.
En Laredo, Texas, tras el incidente se encendieron los focos rojos y aumentó la presencia de agentes, a la espera de un nuevo intento de cruzar en los próximos días.
Desde septiembre pasado cancelaron el proceso para obtener la visa de asilo humanitario, y se reactivó a finales de junio.
«Ya no queremos ni polvo ni sol, lo que queremos es cruzar legalmente a los Estados Unidos y no hacerlo por el río», dijo una de las migrantes.
Sin embargo, pese a que se reanudó el trámite para la visa, la aduana estadounidense no tiene capacidad para atender a todos los migrantes, por lo que prevén sigan varados en la frontera.
Mientras se mantenía la alerta el cruce por los puentes de Nuevo Laredo era intermitente, lo que provocó filas de hasta dos horas.
El incidente no fue reportado por la Vocería de Seguridad de Tamaulipas.