Menores migrantes no acompañados siguen llegando a la frontera con Estados Unidos con el propósito de cruzar el Río Bravo y reencontrarse con su familia o trabajar y generar recursos para enviar a su ciudad de origen, pese al peligro que representa la pandemia de COVID-19.

En la ciudad fronteriza, tan solo de enero a la fecha, autoridades del Centro de Atención a Menores Fronterizos, entre repatriados y migrantes en trayecto, ha atendido a más de 8 mil 400 menores no acompañados, lo que representa una cifra alta para las restricciones que se han implementado en el país y restricción de movilidad en tiempos de pandemia.

«Se ha tenido un tráfico de menores con aspiraciones a indocumentados enorme, de enero a la fecha se han atendido un promedio de 8 mil 400 menores de 18 años deportados o bien, llegan a esta ciudad fronteriza”, Anuar Kassim Terán,
Director del Sistema DIF.

Del total de la cifra de menores no acompañados, el 60 por ciento corresponde son nacidos en los países de Guatemala, Honduras y El Salvador, un 30 por ciento nacionales de los estados de Oaxaca, Veracruz, Zacatecas y Chiapas, el resto de la frontera.

Señaló que los menores atendidos se han logrado enviar a su ciudad de origen, gracias a la colaboración que existe entre estados y embajadas de países de Centroamérica.

Por el momento se tiene una población superior a las 300 personas en el Centro de Atención a Menores Fronterizos, debidamente ordenados y bajo lineamientos de salud para evitar contagios de COVID-19 en lo que parten a su ciudad de origen.