Reynosa, Tamaulipas.- El pasado 15 de diciembre, 13 migrantes sudamericanos fueron rescatados por policías estatales de un céntrico hotel de esta ciudad fronteriza, donde estaban privados de su libertad.
Dos semanas antes, se reveló también en Reynosa que fueron plagiados 18 migrantes extranjeros, cuyo autobús fue abordado por criminales luego de que llegaron vía aérea desde Tijuana para su cita de asilo humanitario con autoridades de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) de Estados Unidos.
Estos dos casos de secuestros masivos son apenas una muestra de la ola de plagios que sufren los migrantes que arriban a Reynosa, Matamoros y Nuevo Laredo, de acuerdo con la Iglesia Católica y defensores de los derechos humanos.
Desde noviembre pasado, detallaron los activistas, el delito ha arreciado contra migrantes y sus familias, que son plagiados para exigir rescates de miles de dólares.
«Es un fenómeno que se está presentado desde hace como un mes», afirmó el sacerdote Francisco Gallardo López, encargado de la pastoral de movilidad humana de la Diócesis de Matamoros y director de casas de migrantes en la frontera de Tamaulipas.
«(Los criminales) se llevan por día de 10 de 15 migrantes que vienen a Reynosa o a Matamoros para su cita de CBP.
«Cuando salen de Monterrey rumbo a las ciudades Reynosa o Matamoros es que se dan estos secuestros», detalló.
«A decir de los migrantes, lo hace de una forma violenta para que paguen sus familias por liberarlos».
Según cifras de las casas de migrantes, tan sólo en estos albergues de Reynosa y Matamoros hay más de 5 mil extranjeros, principalmente venezolanos, haitianos, colombianos, hondureños y cubanos, que esperan su proceso de asilo.
Sin embargo, miles más rentan departamentos o cuartos de hotel, además de vivir en improvisados campamentos al aire libre.
El pastor Héctor Silva, administrador de los albergues para migrantes Senda de Vida I y II, los dos más grandes de Reynosa, dijo que en las últimas semanas se han incrementado las visitas de agentes estatales para investigar casos.
Tanto Silva como Gallardo lamentaron que, aunque el delito se ha denunciado, lejos de bajar se ha agravado.