Al cumplirse hoy el plazo legal de 72 horas para que el Gobierno de Estados Unidos defina si deporta o no a Osiel Cárdenas Guillén a México, autoridades de ambos países estaban en alerta por si el capo era devuelto al País por la frontera de Texas con Tamaulipas.
El tamaulipeco, fundador de Los Zetas y ex líder del Cártel del Golfo (CDG) detenido en 2003 en su natal Matamoros y extraditado a Estados Unidos en 2007, salió de una prisión de Indiana el pasado viernes, tras cumplir su condena, y quedó bajo custodia el Servicio de Migración y Control de Aduanas (ICE) estadounidense.
Fuentes de la Corte del Sur de Texas, donde fue sentenciado a 25 años en 2010, ignoraban si el capo de 57 años iba a ser deportado o se volvería testigo protegido de Estados Unidos, ya que está en un sobre sellado el acuerdo de culpabilidad que Cárdenas hizo con fiscales y que le permitió acceder a una reducción de su sentencia.
La cadena NBC News aseguró, citando a funcionarios estadounidenses, que Cárdenas sería deportado hoy a México, sin precisar una hora.
Anoche, autoridades mexicanas señalaban no tener información sobre si la posible deportación y si lo será por la frontera de Tamaulipas, donde el CDG tiene fuerte presencia.
Algunos agentes fronterizos consideraron que, aunque la influencia de Cárdenas ha caído considerablemente en el cártel tras 21 años en la cárcel, la deportación se podría hacer por otro Estado, donde el CDG no tenga presencia, reduciendo así los riesgos, algo que se ha hecho con otros capos mexicanos devueltos.
Si Cárdenas es deportado, debe ser detenido porque tiene pendientes en México cuatro órdenes de aprehensión por delitos contra la salud y delincuencia organizada.