De recordar que hoy 5 de mayo celebraremos un hecho histórico, se conmemora un año más de la heroica Batalla de Puebla que llenó de honor y gloria a la Patria.

Y como buenos mexicanos celebraremos con orgullo la gesta heroica cuando las armas se vistieron de gloria, sin duda, pero hoy ya no se quiere más derramamiento de sangre, se requiere paz, seguridad, estabilidad social, pero en estos tiempos esa es la batalla que vive el pueblo mexicano y parece que cada vez está más perdida.

Desgraciadamente en este México lindo el pueblo no ha ganado la batalla a la inseguridad, hoy las armas no se visten de gloria y siguen en las calles empuñadas por manos guiadas por la ambición de personajes que no sienten el dolor de la gente, no les duele México.

Ante la indiferencia de un gobierno federal que no acepta que el derramamiento de sangre sigue y cada vez cobra más víctimas inocentes, triste es ver que el valor solo está en el pueblo, ese que valientemente sale a la calle encomendándose a DIOS a buscar el sustento para sus familias sin tener la certeza, por lo menos, de que regresará con bien a su casa, pero, además, porque le faltan armas para enfrentar los problemas.

Si, en México hacen falta verdaderos líderes sociales que empuñen el arma de la justicia, que con valor acaben con los intereses mezquinos que solo benefician a unos cuantos, nuestra lucha también se trata de encontrar quien guíe al pueblo para que poco a poco vaya ganando la batalla de la crisis, el hambre, el desempleo, la inseguridad, la polarización.

Porque es necesario que quienes gobiernen este país guíen a sus ejércitos de hombres y mujeres, no guerras de unos contra otros, sino a enfrentar los problemas, que el pueblo tenga la certeza que tiene respaldo, que no le dejaran solo, que todos van en un mismo sentido, que se privilegiará el bienestar común, solo así México comenzará a ganar las batallas, más las que laceran la dignidad, matan ilusiones y entierran esperanzas de muchos mexicanos.

Lamentable es ver que en nuestro país no se lucha contra enemigos extranjeros, se pierde la batalla con el enemigo que se tiene en casa, ese que el desinterés oficial y corrupción ha permitido que crezca y gane cada vez más terreno.

Hace muchos años, el 5 de mayo de 1862 para ser exactos, un ejército de mexicanos con más valor, amor a su patria y compromiso social que armas, se enfrentó a un sanguinario batallón que le superaba en número y poder de destrucción, el francés, y le ganó porque IGNACIO ZARAGOZA, en la Batalla de Puebla, supo dirigir a mexicanos que iban sin más protección que machetes, piedras y palos, pero eso si con mucho valor para enfrentar al enemigo que osaba invadir su Patria.

Hoy México sigue enfrentando batallas, no es fácil ganar porque no se pueden librar obstáculos y salir avante en la lucha si no se tienen verdaderos guías que vean más por el bienestar de los mexicanos en general que por los intereses personales o políticos, en estos tiempos quienes dirigen los destinos de la nación parece protegen al enemigo que vive en México y solo disimulan enfrentarlo.

En lugar de tratar de terminar con los que generan violencia, pobreza y desigualdad, pareciera que las altas luminarias del poder solo quieren acabar con los pobres mexicanos matándolos de hambre sin empleo, asestándoles duros golpes a su económica, desestabilizando todo, ya de la inseguridad a lo largo y ancho del país, mejor ni hablamos, porque ya no se sabe quiénes son los malos y quiénes son los buenos.

La batalla que México pierde día a día, es la tranquilidad de su gente, la confianza en los gobernantes, los valores, el amor a la patria, el compromiso social, la solidaridad. Es triste ver como el país se cae a pedazos, se desangra porque los intereses de grupos políticos o personales de las altas luminarias del poder son más fuertes que el interés por el bien común.

Ojalá un día todos los mexicanos se unieran por el bien de la patria, de su gente, de las nuevas generaciones que merecen un México mejor, que se armaran ejércitos con arsenales de ideas que salgan a derrotar al enemigo, que en lugar de sangre se derramen beneficios sociales, que la gente con el poder de su voz y la razón pelee por lo que se necesita, que no se requiera que llegue la batalla electoral para que el pueblo saque su coraje y empuñe su poderosa arma, que no es otra cosa que el bolígrafo, con el que puede matar la indiferencia de unos o dar vida a los sueños de otros.

En fin, la situación es que los mexicanos hoy 5 de mayo celebramos la Batalla de Puebla, pero a lo largo y ancho del territorio nacional el pueblo seguirá luchando por ganar batallas que parecen perdidas como son la inseguridad, la corrupción, la indiferencia oficial. En un día como hoy hasta los discursos sobran si no se reflejan en hechos, porque, como dijera LUIS DONALDO COLOSIO el pueblo tiene sed de justicia social.