No era un viernes cualquiera en la cancha de la Cima Fut-7, era uno de esos días inolvidables, polémicos y morbosos, y es que Raúl “Takuma” Santana tenía que escoger entre sus dos amores (Furia Azul o Deportivo Martínez), los cuales disputaban la final de la categoría de la Séptima División.

Por un lado, el primer amor… ese amor que nunca se olvida, el amor que está siempre presente en el corazón el equipo de Furia Azul, la “novia” que lo vio hacer sus primeros “pininos”, como entrenador. Mientras que enfrente, estaba su amor actual, quien lo está viendo crecer en el banquillo, el que le permite ser extrovertido y él mismo, como coloquialmente se dice ese que “te deja hacer y deshacer”, y este es el Deportivo Martínez.

Eran las 18:50 horas de la noche, y la incógnita seguía en el aire… ¿Quién será el bueno?, ¿A quién elegirá?… y es que “Takuma” Santana llegaba al campo de batalla con una chamarra negra, ocultando el logo del equipo que había elegido esa noche dirigir, el bordado no solo lo llevaba en la playera sino en la piel.

A lo lejos se escuchaba, “Takuma te viniste de negro para que nadie te vea”, y el solo sonreía siguió caminando hacia el rectángulo verde, ““Taku” ya dinos, amas a Martínez”, le decía la afición del “Bochito” amarrillo en la puerta del campo.

Eran 19:00 horas, cuando “Takuma” se quitó su chamarra… dejando al descubierto al equipo que estaría dirigiendo desde el banquillo… se acercó a Roberto Aguilar, estratega con el que a compartir el amor a Furia Azul.

“Chaparrito… ya escogí, ya no me presiones”, me gritaba, mientras yo seguía redactando.

““Bolitas” checa los balones, diles que te manden un Voit de mi cajuela para poder jugar bien”, externaba Raúl Santana, segundos antes de arrancar la final.

El nazareno hizo sonar su silbato a las 19:06 arrancando el encuentro.

El nervio se veía en su rostro, y fue a través de los gritos donde quería ocultar su angustia, “¡dale…! rompe si te da, ¡profundidad carajo!, lo que salía de su garganta, esto apenas a los 3 minutos del juego.

Pasaba el tiempo y Furia Azul tocaba la puerta de su rival, ¿”Taku”, dos postes? Preguntaba Roberto Aguilar, y este sólo hacía una mueca y decía –“si cabrón, ahorita entra”.

Y es que el juego se tornó de ida y vuelta como un campo de batalla, donde ninguno de los dos equipos cedía.

Los primeros 25 minutos del encuentro comenzaban a agonizar y llegó la cruda realidad y es que “Bochito” Amarillo le borraba su peculiar sonrisa del rostro, cuando a las 19:31 horas caía el primer gol de la noche por conducto de Maximiliano López, quien aprovechaba un “regalito” de la zaga de Furia Azul, clavando el 1-0.

El descanso fue para reflexionar y hacer ajustes, “cabrones, esto se gana con goles, futbolísticamente somos mejores, pero nos falta el gol”, exclamaba Santana.

““Gera”, hazme una, ¡hijitoooo!… tú puedes”, fue el último consejo que dio antes de que el árbitro llamará a los dos equipos al medio campo.

““Robert, toma el tiempo, ya sabes cómo es Milton (árbitro), no nos vaya a robar minutos”. Dando inicio el segundo tiempo a las 19:39 horas.

“mmmmta madre, cabrón no juegues ahí”, era el primer reproche para su amado Furia Azul, quien no veía por donde igualar el marcador.

Y cuando mejor jugaba Furia Azul, “Takuma” recibió su segundo balde de agua fría y veía como su actual “novia”, le clava el 2-0 al “amor de su vida”, esto gracias a Maximiliano López.

“Vamos “Bolita” era tuya, solo les comentaba a los de la banca”.

El tiempo pasaba y pocas esperanzas se tenían ya igualar el partido… pero la luz se mostró en el camino, cuando Maximiliano López recibía la segunda amarrilla, dejando al “Bochito” Amarrillo con tan solo seis hombres.

“¡Aprovéchenlo!, si podemos aún hay tiempo”, decía “Takuma” y si efectivamente Furia Azul acorto la distancia, gracias a Gerardo Coronado, quien descontaba para el 2-1.

La alegría era inminente, pero esta se le terminó acabando un minuto más tarde, cuando el mismo Coronado recibe la segunda amarilla para dejar a seis contra seis en el terreno de juego.

“Ni lo toque “Profe”, enserio que no le hice nada”, le decía Coronado a Santana en la banca.

El tiempo transcurría y Furia Azul tuvo la última del partido, pero el grito de gol se quedó atorado en la garganta, cuando el arquero con el rostro le termina tapando el disparo al atacante.

“Si la mete empatábamos… cabrón”.

El silbatazo final llegó a las 20:10 horas, y “Takuma” vio como el “Bochito” Amarillo, terminó arrollando al amor de su vida.