En medio de la tercera ola de Covid-19, más de 4 mil migrantes extranjeros han desbordado albergues, casas y hasta la Plaza La República, donde padecen hacinamiento y un ambiente insalubre.
«En la Plaza La República ya no caben», alertó Ricardo Calderón, delegado del Instituto Tamaulipeco para Migrantes (ITM).
«Los albergues están llenos. Muchos están rentando (casas), en lo más barato. Fácil en el centro (de Reynosa) hay como 4 mil».
La plaza, por su proximidad al Puente Internacional Reynosa-Hidalgo, donde esperan noticias de su proceso de asilo en Estados Unidos, es epicentro del drama.
Los migrantes, principalmente centroamericanos, son fácilmente identificables: no hablan golpeado como los norteños, la tonada de voz distingue, por ejemplo, a los cubanos de los hondureños, que se confunden con los salvadoreños y guatemaltecos.
Pese al respaldo que reciben de asociaciones de beneficencia y autoridades locales, las carencias se acumulan. Muchos ya llevan meses viviendo en la plaza, bajo lonas y plásticos.
Al que mejor le va duerme sobre colchonetas, otros en el piso o suelo de lo que alguna vez fue zacate de jardines. El kiosco casi no se ve, ya que ha sido tapado por los improvisados techos.
Aunque les instalaron letrinas móviles y hay regaderas próximas, no se dan abasto, lo que ha generado quejas de vecinos.
En ese ambiente, además, los más de mil migrantes que viven en la plaza batallan para comer por falta de dinero y la mayoría está siendo atenido por grupos religiosos o clubes sociales.
A pesar de los riesgos, algunas señoras con niños ocultaron en las casas de campaña pequeñas estufas y cilindros de gas para cocinar alimentos crudos donados.
«Apenas el jueves por la noche vino un operativo de Protección Civil municipal y les quitó como 10 tanques», dijo Calderón.
El funcionario reveló que en las brigadas médicas que han llevado, el Gobierno estatal ha encontrado personas contagiadas de Covid-19 o con otros padecimientos.
En tanto, el albergue del DIF se llenó de menores migrantes y éstos empezaron a vivir con sus familias en la plaza.
El delegado del ITM se mostró preocupado porque llegan en promedio más de 100 migrantes deportados diarios, y otros más procedentes de Centroamérica.
La Alcaldesa Maki Ortiz consideró que los migrantes deben ser reubicados.
«Estamos haciendo lo propio con esta comunidad, aunque es algo que le toca a las autoridades federales», señaló.
Indicó que el Ayuntamiento les lleva personal de limpieza, brigadas médicas e incluso se les ha ofrecido empleo instalando módulos de la Secretaría de Desarrollo Económico, pero no tienen interés en trabajar ni documentar su estancia.
La Alcaldesa detalló que una comitiva municipal les propuso irse a refugio temporal, pero que ellos quieren estar cerca del Puente Internacional.
«Sabemos que hay familias, niños en una situación crítica, definitivamente las autoridades federales deben revisar qué es lo que pasa y ayudarles. Nos están dejando toda la responsabilidad».