CDMX.- Playoffs de la NBA de 2014. La liga de baloncesto arde en indignación: en un audio filtrado a la prensa se oye a Donald Sterling, dueño de los Clippers de Los Ángeles, pronunciar exabruptos racistas en una conversación.
«No traigas negros a mis partidos», le dice el millonario a su amante, V. Stiviano. Sus dichos se hicieron virales.
Los Clippers, nutridos de afrodescendientes como cualquier equipo de baloncesto, enfrentaban a los Warriors de Golden State en playoffs. Sintiéndose humillados, algunos jugadores meditaban boicotear la serie como protesta.
El legendario Doc Rivers, su entrenador, sabía que tenía un equipo talentoso, capaz de luchar por el campeonato. Pero también que cualquier decisión que tomaran los suyos era entendible: él mismo se sentía afectado.
«¿Cómo se combate el racismo?», se le pregunta al actor Laurence Fishburne (Matrix, John Wick), quien en la miniserie Clipped: La Caída de los Ángeles Clippers, encarna a Rivers.
«Bueno, el racismo está incorporado en nuestra sociedad, en nuestra cultura», responde, en una videollamada. «Históricamente, hemos hablado sobre cómo las víctimas del racismo lo sufren, hablamos de ellas, pero no hablamos tanto de cómo el racismo ha beneficiado históricamente a otra gente.
«Tenemos que empezar a hablar sobre eso tanto como hablamos sobre el otro componente, de otra manera no estaremos abordándolo como un todo», opina.
Sterling, quien a la postre fue vetado de la NBA y forzado a vender a los Clippers, es interpretado por Ed O’Neill. Su apellido fue uno de los más mencionados por la prensa estadounidense ese año, y hasta el entonces Presidente de EU, Barack Obama, se refirió a él como «ignorante».
Clipped… llega este martes a Star+. Comandada por la productora Gina Welch, es una exploración al escándalo, en la liga, con su equipo, con su esposa Rochelle (Jacki Weaver) y con Stiviano (Cleopatra Coleman).
«Yo no sabía mucho de Donald Sterling, no seguí la historia de muy cerca. Claro que estaba consciente de ello, porque vivo en Los Ángeles. No me sorprendió saber quién era realmente Donald Sterling, lo que sí me sorprendió fue el resultado, que lo hicieron responsable por los errores que cometió y lo hicieron pagar», dice Fishburne.
«Ed es un actor que, al igual que muchas personas, he admirado desde hace mucho tiempo. Me puso feliz que aceptara hacer el papel, porque pudimos llevarnos bien, nos caemos bien. Es mucho más fácil actuar con alguien con quien, a nivel personal, tienes una afinidad, aunque estés interpretando enemigos».
Aparecer en una historia con un marco de baloncesto no es nuevo para Fishburne. Debutó en el cine en 1975 en Cornbread, Earl and Me, encarnando a un chico de barrio que idolatra a un jugador.
En su nueva serie, se puso en los zapatos de un mito del deporte, considerado uno de los mejores entrenadores de todos los tiempos. La caracterización fue mínima (hacerle parecer que se rapa el cabello cada tercer día) y él se enfocó en el tono de voz, en el liderazgo.
Convencido de que el equipo tenía potencial, Rivers accedió entrenar a los Clippers a sabiendas de que Sterling ya tenía antecedentes de ser volcánico y complicado. ¿Ha dudado Fishburne en aceptar un proyecto actoral porque alguien involucrado, o el jefe mismo, es tóxico?
«Es una pregunta interesante. No he tenido una experiencia así, he sido afortunado», dice. «No he colaborado con gente con ese nivel de toxicidad que te haría el trabajo incómodo. Quizás sólo soy afortunado, quizás es que estoy ciego, quizás no ponía atención detallada o quizás yo no estaba ahí cuando ocurrían las cosas…»
Atestigua sueño de Coppola
Uno de los primeros créditos actorales de Laurence Fishburne fue Apocalipsis Ahora (Apocalypse Now), de Francis Ford Coppola. Reunirse con el aclamado cineasta para su reciente Megalópolis fue un sueño para él.
«Francis y yo hicimos Apocalipsis Ahora en 1976, 1977 y él desde entonces estaba hablando de Megalópolis. Fue un momento maravilloso estar ahí en el Festival de Cine de Cannes con la proyección de la película, ver la reacción de la gente, fue hermoso».