México es un país fuerte, valeroso, que ha soportado de todo y sigue de pie con el espíritu inquebrantable, pero, además, es un mosaico enorme de tradiciones, costumbres, colores y sabores.
Nuestro México es una nación donde caben todos los cultos e ideologías, pero, definitivamente, el catolicismo sigue predominando y la fe en la VIRGEN DE GUADALUPE es resistente a toda prueba.
Dicen que hablar de política y religión es meterse en un laberinto porque todos tenemos creencias diferentes, nunca nos pondremos de acuerdo, siempre habrá opiniones en contra de quien diga o escriba sobre un tema que no es afín a la generalidad.
Qué bueno que así sea, que cada quien sea libre de pensar y tener sus ideologías o creencias que prefiera, se debe respetar, pues como dijera el benemérito de las Américas, DON BENITO JUAREZ GARCIA, El respeto al derecho ajeno es la paz.
Sin embargo, todos los días, en todo México, se habla de política y cosas peores, o lo que es lo mismo, de los personajes que viven de ella, y si, no hay acuerdo, cada quien ve las cosas de acuerdo al color del cristal con que se vea el panorama.
Lo mismo sucede con la religión, cada quien tiene sus creencias, pero nadie puede negar que la virgen de GUADALUPE es un icono religioso mexicano que ha formado parte de nuestra historia y trascendido más allá de las fronteras, en buena parte del mundo se sabe de la morenita del Tepeyac.
La Virgen de GUADALUPE es parte de las raíces de los mexicanos, es un símbolo espiritual muy importante para los que creen en ella.
Incluso el general JOSE MIGUEL RAMON ADAUCTO FERNANDEZ Y FELIX cambio su nombre y se hizo llamar GUADALUPE VICTORIA, en honor a la GUADALUPANA, La reina de México, así es conocida en el mundo entero nuestra virgen de GUADALUPE.
Se estima que en nuestro país casi el 80 por ciento de la gente es creyente de la religión católica, y para esa población, la morenita del Tepeyac es más que reina, es la luz, fe, la esperanza, el remanso de paz.
Somos un pueblo que se estremece al escuchar las mañanitas a la VIRGEN DE GUADALUPE, un pueblo que no tiene más que ofrecerle a su reina que su fe, el agradecimiento, y su corazón en cada oración.
En las horas aciagas que vive nuestro país no hay un solo momento en el que no esté un mexicano pidiéndole a la virgen de GUADALUPE que proteja a sus hijos con su manto, que tranquilice a los demonios, que interceda ante DIOS para que la gente tenga paz, que sanen los enfermos, que en este México lindo y querido se respire tranquilidad.
¿Hasta dónde es la necesidad de creer?, no se sabe, tampoco se puede verificar la veracidad de todas las historias que se escriben o relatan en torno a la virgencita del Tepeyac, pero lo que sí es verdad es que nuestro pueblo es un pueblo de fe y eso es lo que le mantiene vivo, la GUADALUPANA esta tatuada en el alma de este país.
La fe en DIOS y la VIRGEN DE GUADALUPE no se pierde, menos cuando ya no se cree en los políticos, se desconfía de ellos porque ya han dañado demasiado y lo único que queda es confiar en la voluntad del ser superior divino, en la imagen que tenemos de su madre, siempre esperando que no lleguen más días de oscuridad y que estas tierras se llenen de luz, esperanza, confianza y paz.
Miente aquel que diga que nunca ha elevado una plegaria esperando un milagro, un poco de paz, hasta los hombres con el alma más negra tienen su momento espiritual, quizá esperando el perdón, pero igual lo hacen porque necesitan refugiarse en algo que les dé un poco de tranquilidad.
En fin, la situación es que mañana la fe católica en este México lindo y querido está de fiesta, celebramos el día de nuestra REINA, hoy son las mañanitas a la virgen de GUADALUPE.