CDMX.- Los huevos Fabergé, exquisitas piezas de joyería creadas por el orfebre ruso Carl Fabergé, han fascinado al mundo durante más de un siglo. Estas maravillas artísticas, concebidas como regalos imperiales, son verdaderas obras maestras que combinan la artesanía excepcional con el lujo y la sorpresa. Pero, lo que hace que los huevos sean aún más importantes es su ubicación desconocida.
La historia de los huevos Fabergé se remonta a finales del siglo XIX, cuando el zar Alejandro III de Rusia encargó a Carl Fabergé la creación de un huevo de Pascua como regalo para su esposa, la zarina María Feodorovna. Este primer huevo, conocido como el «Huevo Hen», fue el inicio de una tradición anual en la que Fabergé creó un exquisito huevo de Pascua cada año como regalo de Pascua para la familia imperial rusa.
Sin embargo, la Revolución Rusa de 1917 marcó el fin de la monarquía y el imperio ruso. Los huevos Fabergé fueron confiscados, y muchos de ellos desaparecieron en medio del caos revolucionario. A lo largo de los años, se han realizado esfuerzos incansables para rastrear y recuperar estos tesoros perdidos, y algunos han reaparecido en subastas y colecciones privadas, mientras que otros siguen siendo un misterio.