Separado excepcionalmente del tema político, el espacio de hoy se refiere a un hábito que parece perdido en las generaciones de niños, jóvenes y adultos. Una práctica sin fomentar, una experiencia lastimada por la pereza e ignorancia, una inacción cultivada por las redes sociales que permiten lo simple, lo mínimo, lo fácil, me refiero al hábito de leer.
Partiendo de lo anterior vale la pena comentar del evento cultural que se llevó a cabo en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales Victoria, dirigida por el Dr. Eddy Izaguirre Treviño, bajo la coordinación de la licenciatura en Ciencias de la Comunicación, a cargo de la Dra. Judith Terán Verástegui.
El conversatorio “Jóvenes Universitarios Inmersos en la Lectura”, se llevó a cabo este primer viernes de marzo, organizado por el Dr. Marcial Butten Díaz de León, profesor del área de las Ciencias de la Comunicación.
Esta vez Derecho Victoria estuvo representada por el Dr. Juan Plutarco Arcos en su calidad de Secretario Académico, la Dra. Sandra Guadalupe García, Secretaria Técnica, la propia Dra. Terán Verástegui y la Dra. Josefina Hernández Barrera, ésta última como Coordinadora de la licenciatura en Negocios Internacionales.
Los ponentes fueron el Mtro. Francisco Ramos Aguirre, Cronista de Victoria y el Mtro. Jorge Alberto Cano Luna, catedrático de la Universidad Pedagógica Nacional, Unidad 281 y exdirector de la Biblioteca Marte R. Gómez.
Butten de León referenció el poema “Tiempo”, de Renato Leduc, convertido en melodía en las extraordinarias voces de Marco Antonio Muñiz (este 3 de marzo cumplió 90 años) y el desaparecido José José. Por cierto, el periodista Joaquín López Dóriga, en su noticiero de Tele-Fórmula, explicó que el poeta mexicano Salvador Novo (1904-1974) en una ocasión retó a Don Renato Leduc (1897-1986) para que escribiera algo donde estuviera la palabra “tiempo” naciendo el poema que cito.
El Dr. Marcial Buttén al presentar a los universitarios al cronista de la capital de Tamaulipas, relacionó al poema de Renato Leduc, por la cantidad de Tiempo que tiene de amistad con el Mtro Ramos Aguirre, que por cierto hizo una charla amena sobre la Lectura.
Se puede decir que los jóvenes se sintieron motivados al conocer las primeras impresiones y todo lo que, en un momento dado, podemos aprender de ese hábito que parece extraviado en las redes sociales y en la misma internet.
La atención e inquietudes en todo momento fue motivador para los oradores que intercambiaban el turno de su discurso sin vacilación, como si hubiese una puesta en común para no aburrir al público.
“Algunos pensadores de los campos de las humanidades y las ciencias sociales desde la segunda mitad del siglo XX, se plantearon las interrogantes de ¿Cómo es leer? y ¿Qué es la lectura?” planteó el Cronista Paco Ramos.
“Filósofos, Pedagogos, Psicólogos, y profesionales de distintas áreas del saber humano, como Paulo Freire, Roland Barthes, Michel de Certeau, Robert Escarpit, Noé Jitrik, Roger Chartier o Jorge Larrosa, en su momento presentaron a sus propias comunidades disciplinarias propuestas innovadoras fundadas en teorías interdisciplinarias.” Explicó el Maestro Jorge Alberto Cano.
A lo largo de la historia de la humanidad ha habido un sinnúmero de coincidencias y divergencias sobre tan complejo tema, al grado que muchos consideran que la lectura está separada del discurso pedagógico que es orientado a la formación del ciudadano, de los hombres y mujeres de la sociedad de la información y al de la industria editorial, ambos inmersos en nuevos modelos de consumo de la cultura escrita que invariablemente están involucrados en la tecnología digital de estos tiempos.
El conversatorio dio vuelo a los recuerdos del siglo pasado, cuando desde la escuela primaria se leyó “Platero y Yo” de Juan Ramón Jiménez, historia de anécdotas de la vida y muerte de Platero, un burrito singular.
No se pude obviar el libro “Cielo, Tierra y Mar”, escrito por Valentín Zamora Orozco Y Esther Valdés Galindo, texto infantil que fomenta el cuidado de la naturaleza y la amistad.
Desde luego no escapa El Correo del Libro (1992), que en sus inicios consistía en facilitar, principalmente a los maestros, un listado mensual de novedades bibliográficas a manera de catálogo, con títulos y precios, para que previa solicitud pudieran ser remitidos de vuelta por correo postal.
Más tarde el gobierno de la República instaló pequeños quioscos donde se vendían libros de autores consagrados a precios muy económico. El fondo de Cultura Económica con Paco Ignacio Taybo, prometió emular ese programa, solo que se quedó en promesa inclumplida.