QUERÉTARO.- Como hace 106 años, los choques entre los progresistas de Obregón, los moderados de Carranza y las alas radicales, revivieron ayer con posturas políticas que dividieron los aplausos.
La Ministra presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Norma Lucía Piña, se estrenó en su primer evento oficial encabezado por el Presidente Andrés Manuel López Obrador.
De entrada, no se levantó de su silla cuando el tabasqueño ingresó al Teatro de la República, aunque lo hizo después en los honores al Presidente.
Los pronunciamientos fueron dulces, salados y de manteca.
La Ministra exigió independencia para las decisiones del Poder Judicial.
El presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, Santiago Creel, alertó que hay desacuerdo sobre el combate a la violencia, la seguridad pública, la cuestión social, la económica, la impunidad y la corrupción. A la vez urgió a la reconciliación.
Con una reforma electoral en puerta, el Gobernador de Querétaro, el panista Mauricio Kuri, llamó a defender la democracia y su sistema.
«Modificarlo no sólo iría contra la Constitución, sino contra un proceso histórico y una sentida demanda de la sociedad», dijo.
En tanto, el presidente del Senado, Alejandro Armenta, presumió reformas e iniciativas impulsadas por López Obrador y se lanzó contra los «discursos anteriores» por no considerar a la ciudadanía.
«Yo soy un soldado, señor», le dijo Armenta al Mandatario federal.
El Presidente, por su parte, llamó a no dejar de insistir en abolir, por la vía legal y democrática, las reformas contrarias al interés público que fueron aprobadas durante el «periodo neoliberal».
Al término de su discurso, Piña lanzó un saludo de lejos a López Obrador, lo mismo que Creel.
CAMBIO DE SILLAS
El distanciamiento fue evidente, incluso en el acomodo de lugares.
La Ministra Piña estaba considerada para ocupar la silla cerca del Presidente, entre el Secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, y Creel.
En la orilla se tenía proyectado que estuvieran los titulares de la Defensa, Luis Cresencio Sandoval, y de Seguridad Pública, Rosa Icela Rodríguez.
La logística hizo un enroque. A la extrema derecha del Presidente quedó Rodríguez, luego Creel y después Piña. Enseguida Sandoval y después López Hernández.
El año pasado, Arturo Zaldívar, ex presidente de la Corte, estuvo más cerca de López Obrador, con Sergio Gutiérrez Luna, ex presidente de San Lázaro.
APLAUSOS Y SELFIES
Tras el mensaje del Senador Alejandro Armenta, Creel intentó saludarlo cuando concluyó su discurso. Pero el de Izúcar de Matamoros, Puebla, se fue de largo para darle la mano al Presidente.
Por su parte, ante el pronunciamiento del tabasqueño, Piña y Creel se guardaron los aplausos.
El Mandatario sólo ganó el aplauso de ambos cuando presumió que en su administración se elevó a rango constitucional el derecho a las pensiones de adultos mayores y personas con discapacidad y las becas a estudiantes pobres en todos los niveles de escolaridad.
También aplaudieron cuando concluyó la ceremonia. Y, aunque bajito, respondieron a los seis vivas que arengó el Presidente para enaltecer la Constitución, al estado de Querétaro y a México.
En el aplausómetro ganó la titular de la SEP, Leticia Ramírez, quien celebró todos los discursos de los morenistas.
Al términó del evento, Piña y Creel se fueron enseguida, entre saludos de dientes para afuera.
El panista ya había pronosticado que en su discurso «iba a hacer calorcito».
En contraste, los Gobernadores y la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, que tomaron asiento detrás del Presidente y el gabinete federal (sin el Canciller Marcelo Ebrard, que al parecer padece gripa), se colmaron de selfies.
En una que corrió a cargo de Claudia Sheinbaum, aparecieron la panista de Chihuahua, Maru Campos; Indira Vizcaíno, de Colima; Layda Sansores, de Campeche; Mara Lezama, de Quintana Roo; Evelyn Salgado, de Guerrero; Rutilio Escandón, de Chiapas; Cuauhtémoc Blanco, de Morelos; Samuel García, de Nuevo León, y Américo Villarreal, de Tamaulipas.
APROVECHAN VIAJE
Los mandatarios estatales también aprovecharon el evento para plantear algunas peticiones a los funcionarios federales y al propio Presidente.
Maru Campos le pasó un papelito al Presidente en el desarrollo de la ceremonia; Tere Jiménez, de Aguascalientes, también le entregó otro al término del evento.
Luego Jiménez, Diego Sinhue Rodríguez, de Guanajuato, y Mauricio Vila, de Yucatán, abordaron a la titular de Seguridad Pública.
Las «gestiones» también incluyeron a la Secretaria de Economía, Raquel Buenrostro, y al titular de Gobernación, quien comió barbacoa en el restaurante «Santiago», junto con Víctor Castro, Gobernador de Baja California Sur.
A la pasarela de gobernadores faltó el de Jalisco, Enrique Alfaro.
En el pasillo, el Presidente se despidió entre saludos y selfies de quienes ocuparon las filas F y H.
Estuvieron ahí, entre otros, Bernardo Bátiz, consejero de la Judicatura Federal, y Santiago Nieto, ex titular de la UIF y actual encargado de despacho de la Procuraduría de Hidalgo.
SE QUEDAN AFUERA
La restricción de acceso al evento provocó que decenas de funcionarios se quedarán afuera, aseguraron fuentes de seguridad.
Eso provocó que el Teatro no se llenara, principalmente en la zona de palcos y plateas.
En las vallas metálicas autoridades de Querétaro asumieron un papel distinto al convenido con instancias federales, lo que llevó a complicar el paso de invitados. Se hizo un embudo, reclamó un elemento del Ejército.
El Teatro tenía lugar para 449 invitados. De ellos, 258 fueron federales y 150 del Gobierno queretano.
«Faltó que pasaran varios, unos 60 funcionarios federales, entre ellos subsecretarios, pero ya inició la ceremonia y no se permitió el paso», dijo la fuente.
El Canciller Marcelo Ebrard, por ejemplo, tenía su lugar entre el senador Armenta y el Secretario de Marina.
Esa silla fue ocupada por la titular de Educación Pública, quien originalmente no estaba contemplada en el presidium.
Un total de 81 invitados cancelaron su asistencia. Entre otros, la esposa del Presidente, Beatriz Gutiérrez; el Senador Ricardo Monreal, el coordinador de asesores Lázaro Cárdenas Batel, los titulares de Salud y Sedatu, el Diputado Ignacio Mier y seis generales de división de la plana mayor, de acuerdo con el listado de cancelaciones.
Los que sí asistieron al acto llevaron familiares o asistentes.
Sólo el Gobernador de Querétaro incluyó a unas 20 personas, entre esposa, hijos, hermanos, sobrinos y cuatro amigos con sus parejas.
Acudieron también alcaldes, magistrados, legisladores federales y locales, ex gobernadores del estado y empresarios.
Para el evento se consideró la renta de los estacionamiento «Constitución» y «El Carmen», con una disponibilidad de 250 lugares.
ALERTAN PROTESTAS
De acuerdo con los datos proporcionados, parte de las restricciones para el paso de invitados se derivó de un «riesgo» detectado por la presencia de varias manifestaciones sociales en la capital queretana.
Dos fueron consideradas de alto riesgo, cuatro de mediano y nueve de bajo nivel, según militares.
Las de alto riesgo fueron adjudicadas a la Unidad Cívica «Felipe Carrillo Puerto», Sindicato Independiente de Trabajadores de SLP y el Frente Popular.
«Se indicó que buscaban la forma de pasar las vallas a como diera lugar; varios camiones de esta organización provinieron de San Luis Potosí y sus líderes son radicales: Pablo González Loyola y Miguel Ángel Wong», señaló uno de los elementos.
Añadió que el otro riesgo se enfocó en el Frente de Organizaciones Sociales, encabezado por Sergio Jerónimo Sánchez, Tereso Gómez, Rosalío Olguín y Adela Pedro Domingo.
«Buscaban la confrontación con elementos de seguridad», se alertó.
Esto amplió el perímetro de seguridad, lo que provocó que se extremara la vigilancia.