Matamoros, Tamaulipas.- Con la esperanza de que en los próximos días Estados Unidos flexibilice las reglas para asilo humanitario, miles de migrantes extranjeros están desbordando los albergues y espacios públicos de Matamoros y Reynosa.
Sin embargo, el «sueño americano» tuvo un duro golpe de realidad porque un juez federal estadounidense impidió temporalmente el fin del programa «Quédate en México», que obliga a los solicitantes de asilo a esperar el proceso en territorio mexicano.
Además, aunque una Corte de apelaciones estadounidense rechazó mantener en vigor la política «Título 42», que permite deportaciones exprés alegando la pandemia de Covid-19, se trata apenas de una de muchas batallas legales hasta el miércoles, cuando se prevé su eliminación.
Ambas medidas antimigrantes fueron tomadas por la pasada Administración del Presidente republicano Donald Trump y el actual Mandatario, el demócrata Joe Biden, busca cambiarlas en medio de la resistencia de Gobernadores conservadores.
En tanto, las ciudades fronterizas de Tamaulipas han recibido en las últimas semanas oleadas de extranjeros.
En Matamoros, uno de los puntos avalados por «Quédate en México», programa oficialmente llamado Protocolos de Protección al Migrante (MPP), han predominado los migrantes de Venezuela y Haití.
Pero también han arribado de países centroamericanos, destacando Honduras, Nicaragua, El Salvador y Guatemala; sudamericanos, como Colombia y Chile, y hasta de Rusia y naciones africanas como Congo.
Juan Antonio Sierra, director de la casa del migrante San Juan Diego, señaló que los extranjeros tienen la idea errónea de que el fin de políticas como el «Título 42» les facilitarán el asilo, ya que se aplicarán otras reglas, igualmente complicadas, para poder acceder a Estados Unidos.
Actualmente, detalló el defensor de migrantes, San Juan Diego alberga a 400 personas, mientras que el Centro Integrador de Migrantes, a 500, y en el deportivo municipal Eduardo Chávez hay otras 700.
Miles más, no obstante, rentan casas, cuartos y hasta deambulan en las calles.
También en Reynosa, miles de extranjeros han llegado a la espera de asilo y, aunque una gran parte ha cruzado, la demanda supera los lugares que ofrece Estados Unidos.
Miles de migrantes deben esperar en improvisados campamentos alrededor de albergues como Senda de Vida.
Una de estas personas es Rose, una haitiana de 32 años, que lleva tres semanas en el albergue junto con su hija y su hijo de un año.
Al igual que otros migrantes, Rose dijo que durante su viaje se enteró de posibles cambios en las políticas estadounidenses y dijo que esperará en México lo necesario para obtener el asilo.